viernes, 20 de enero de 2012

POEMA SEMANAL:

EL SANTO BEBEDOR DE LAS CARICIAS  (fragmento)

Tiene a su musa clavada en las pupilas que le sangran todas las noches y que él se cura con gotas de rocío.
Pinta porque sí, porque en ello le va la muerte; pinta su propio paraíso, su propio cielo que va poblando de alas, escudos, cotas y mallas. Se siente el guerrero desconocido pero es un monje, ayudante de bandidos generosos y matones del buen gusto.
Entre el cieno y bajo su cielo raso sueña que el mundo sólo habite ella, su diosa blanca, la gorrión con canto de gaita gallega. Él muere por los otros, los pescadores de dinero, los hambrientos que le saquean la alacena en los días de fiesta, por los poetastros que le venden promesas.
Este hombre, en un arranque de solidaridad se sacó los ojos para completar una visión cósmica de un amigo que no lo merecía. No ve por su fidelidad. Cedió y nunca se dio a la mujer que ama, ahora la abstinencia lo cuida de todo mal dormir. Este castigo por obra y gracia de su bondad apresó a las hormigas que le corren salvajes por las venas comiéndole el deseo, arrancándole trozos de recuerdo.
No es un héroe sino un santo, su tonsura lo denuncia: el guerrero de ternura infinita y espalda con doblez de la pena es un ángel con alas cautivas.
A punto de saltar por la borda y decide a navegar por ese cielo y ese mar sucio que corre por la calle mayor, decide que no, que sería demasiado para sus plumas apenas insinuadas; además es viernes y hoy le toca emborracharse.
Armando Oviedo (El jardín del pensamiento)

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